Recordemos que fue hace apenas cuatro años, en 2019, cuando logramos la firma de la primera convención colectiva en la historia de nuestra universidad, después de 84 largos años de lucha y compromiso. Sin embargo, paradójicamente, en la actualidad, estamos enfrentando claras intenciones de desconocer esta conquista histórica, violando el derecho humano fundamental de los trabajadores a la negociación de convenciones colectivas.
Las fuerzas que avalan estas intenciones son sindicatos amarillos, organizaciones que, en lugar de luchar por los derechos de sus miembros, están al servicio de la administración. Estos sindicatos han traicionado a sus bases, y se oponen a la negociación colectiva, que es el mecanismo principal por el cual podemos garantizar nuestros derechos y mejorar nuestras condiciones laborales.
En este escenario, los trabajadores que ejercerán su derecho al voto el próximo miércoles 6 de septiembre tienen una disyuntiva muy clara. Si optan por apoyar a los sindicatos amarillos, estarían, en esencia, votando en contra de sus propios intereses.
El futuro y la preservación de nuestras conquistas dependen de nosotros. El mejoramiento de nuestras condiciones laborales está en nuestras manos. Tenemos que respaldar al verdadero sindicato, al mayoritario, que defiende nuestros intereses en la mesa del diálogo y busca firmar la segunda convención colectiva con el apoyo de sindicatos nacionales e internacionales.
Nuestra lucha no es sólo por nosotros, sino por todos los trabajadores de la Universidad de Panamá, presentes y futuros. Hagamos que nuestro voto refleje nuestros valores y nuestra determinación de luchar por lo que es justo.
¡Juntos, podemos hacer la diferencia!
¡Tu voto, tiene poder!
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