El valor incomprendido de los Dirigentes Sindicales.
- Damián Espino Castillo
- 31 dic 2023
- 1 Min. de lectura
El papel del dirigente sindical, a menudo incomprendido y criticado, merece una reflexión más profunda. Frente a las miradas de desdén y críticas mordaces, los sindicatos continúan defendiendo a los trabajadores que, por diversas razones, han caído en desgracia. Esta labor no es sencilla, especialmente cuando se enfrentan a destituciones, justificadas o no, y al escepticismo de la sociedad.
La organización sindical se ha mantenido firme en su compromiso de no abandonar a estos trabajadores docentes y no docentes. Algunos incluso pernoctan en las oficinas centrales del sindicato durante años, buscando apoyo no solo para ellos sino también para sus familias en tiempos de adversidad. En momentos cuando el mundo parece darles la espalda, el sindicato se convierte en su última esperanza.
La misión del sindicato se cumple incluso bajo el escrutinio de aquellos que opinan que defendemos lo indefendible. Hemos aprendido desde siempre que no somos Dios para juzgar y condenar a nadie, pues todos somos susceptibles de cometer errores. No somos infalibles, pero sí comprometidos con la causa de nuestros compañeros.
Pedir clemencia a los rectores y defender a nuestros colegas ha sido una tarea recurrente, y lo hacemos con la nobleza de quien sabe que su labor es justa y necesaria. En el sindicato, nos vemos como pastores dedicados a la protección de nuestro rebaño, sin vergüenza de admitir nuestra lucha por la justicia y la equidad. Este es el verdadero rol del dirigente sindical: un defensor incansable de los derechos y la dignidad de los trabajadores, aun en las circunstancias más difíciles.
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